Para educar a un niño hace falta la "tribu" entera. Toda la sociedad debe implicarse en la educación, con una visión amplia, multidisciplinar e integradora.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Autoestima del Profesor y del Alumno

Artículo publicado en el nº 12 de la revista "La Escuela en Alcobendas"


La autoestima se define como la apreciación de la propia valía e importancia y de la toma de responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás. Es algo que se puede aprender, ya que depende de la situación anímica general del niño y ésta se puede modificar. Según se haya desarrollado desde su infancia su seguridad, autoconcepto, sentido de pertenencia, motivación y competencia y las haya integrado en su personalidad, así se habrá formado su nivel de autoestima.
El profesor con una buena autoestima reúne también esos cinco componentes expuestos en el párrafo anterior.
Trabajar la motivación en clase es fundamental y necesario. El profesor debe buscar y conseguir el ambiente adecuado para detectar qué es lo que se debe cambiar y es desmotivante para el alumno (como por ejemplo los pensamientos, el “no puedo” o “es demasiado difícil” y frases por el estilo).
La persona con elevada motivación tiene un buen sentido de la dirección y sabe dónde le conviene ir y cómo actuar para llegar donde quiere llegar. Se siente con fuerzas para emprender nuevas actividades y buscar soluciones alternativas. Crea él mismo los contextos para utilizar sus habilidades y destrezas. Se responsabiliza de sus acciones y de sus resultados, aunque sean negativos. Se marca objetivos realistas. No se deja desmotivar por errores, equivocaciones o fracasos.
El profesor crea contextos en el que el niño o adolescente sea capaz de renunciar a algo placentero, de carácter inmediato, en vista de unos resultados mucho más interesantes que podría conseguir en el futuro.
Utiliza la técnica de hoy y solo para hoy. El profesor también tiene que evitar y desactivar con todos los medios a su alcance la ansiedad y el agobio para conseguir un aprendizaje efectivo.
La mejor motivación reside en la confianza en las propias capacidades y posibilidades de acción. El profesor puede promover, organizar y reforzar ésta en el aula.
Los profesores y alumnos con amplio sentido de pertenencia e integración en un grupo demuestran más sensibilidad y comprensión hacia los demás. Ponen de manifiesto también HABILIDADES en cooperar y COMPARTIR dentro del grupo. Se sienten valorados por los demás y aceptan a las personas como son.

El niño o adolescente con buen sentido de competencia busca su propia autosuperación y acepta los riesgos que van surgiendo. Es consciente de sus destrezas, virtudes, debilidades y acepta éstas últimas como posibilidad de crecimiento. Busca la cooperación en lugar de la competitividad.
Es esencial en el desarrollo y fortalecimiento del concepto de autoestima, tanto en el alumno como en el profesor.
  1. Partir del concepto de valía personal incondicional e independiente de su comportamiento o resultados obtenidos.
  2. Es básico entrenarse en la aceptación incondicional de uno mismo, tanto de profesores como de alumnos. De esta forma no desperdician energías y consiguen una buena autoestima, de manera más rápida y eficaz.
  3. Suprimir la idea de culpa y sustituirla por la de responsabilidad. La idea de culpa tiene una gran carga emocional y paralizante que puede influir negativamente en el rendimiento y la motivación de alumnos y profesores.
Es importante aprender a canalizar estas energías que provienen de la culpa y hacer un buen uso de éstas, enfrentándose a situaciones y actuaciones que contribuyan al progreso en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al salir de la dinámica de la culpa, aumenta la seguridad, motivación y autoestima, de esta forma se adquiere un mayor progreso y éxito en la vida.
El profesor y alumno con autoestima evitarán los juicios negativos y se centrarán en su realidad personal, escolar y en una interpretación de la misma, lo más objetiva, realista y exacta posible desde la autosuperación.
En el momento en que el profesor se sitúa en un espacio de empatía o de comprensión de los puntos de vista o estados emocionales de sus alumnos, su actuación y sus relaciones con él cambian de manera significativa, rápida y efectiva.
El respeto les lleva a dirigirse los unos a los otros, poniendo en práctica un lenguaje verbal y de gestos positivos, impulsa actitudes, sentimientos y relaciones interpersonales motivadoras de autoestima.
Es necesario aprender y desarrollar la escucha activa. Es algo que tienen que aprender a hacer: profesores, alumnos, padres y personas en general, pues favorece unas relaciones personales y educativas efectivas, de comprensión y de comunicación abierta.
Mediante la escucha activa los profesores y alumnos obtendrán una buena fuente de información (feedback) que les permitirá la modificación de estrategias de comunicación y enseñanza cuando haga falta.
La humildad es una virtud de la persona en aprendizaje y crecimiento continuo. Los profesores, alumnos y personas en general que por su falta de suficiente autoestima no se atreven a ser ellos mismos y se enfrentan a un sin fin de mentiras, preocupaciones y miedo a la crítica limitan sus POSIBILIDADES DE RELACIONES, ACCIONES Y DE CRECIMIENTO.
Los profesores y alumnos creen de veras que sus pensamientos tienen esa facultad de crear contextos, motivaciones y actuaciones, cuando la necesitan. Se motivarán para ir dirigiendo el pensamiento a situaciones puntuales que les interesa para su crecimiento personal y cambio de hábitos. Así se motivarán lo suficiente para adquirir una maduración adecuada en todas las facetas de su personalidad.
El entusiasmo es uno de los factores más motivadores para el éxito. Las dificultades pierden importancia y hasta desaparecen; la persona entra en acción con todo SU ÁNIMO Y CAPACIDAD hacia la consecución de los objetivos que se hayan fijado. Ésta es una faceta de nuestra personalidad que se ha ido descuidando en la educación.
Los hábitos se forman empezando por pequeñas situaciones hasta que lleguen a automatizarse con la práctica.
Es importante que los alumnos, padres y profesores aprendan a no desmoralizarse perdiendo motivación cuando se den cuenta de los fallos, recaídas, fracasos o insuficiencia en los resultados. Es normal que las dudas surjan en cada recaída. Es esencial y útil que acepten que es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo. Las dudas se reemplazarán con la conciencia y creencia de su potencial como personas, de sus posibilidades y crecimiento.
Es práctico y determinante que para el desarrollo de una sociedad más efectiva y abierta, se incluye la enseñanza de la autoestima en los programas educativos de niños y adultos. Es importante buscar una reforma efectiva basadas en la formación de unas personalidades empáticas (capaz de ponerse en el lugar de los demás) con autoestima y abiertas a la AUTORREALIZACIÓN (realización de sus potenciali-dades).
Una actitud positiva, afectiva, confiada y motivadora de los padres tiene una influencia indudable en la AFIRMACIÓN de la seguridad en el niño y posteriormente en el adulto.
La persona con autoestima tiene una personalidad abierta, tolerante, íntegra, dialogante, empática y afectiva sin condiciones.

Concepción Hernández García
Colaboradora de FAPA Alcobendas



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